Me mordías
por debajo las costillas
por algo llamado sexo
y no ternura.
Siempre me asustaba
el portazo de después,
te alejabas por el pasillo
y juraba
que no volvería a abrirte la puerta.
Ninguna de ellas.
Mi intento baldío
de alejarte
se iba por la ventana
cuando la abría
para que subieras por ella.
Pero tu ya habías cogido el tren
y me daba cuenta
que tendría que acostumbrarme
a la palabra "sentirte"
seguida de "lejos".
Entonces Venus
anunciaba la noche
y yo te decía
que ya estaba en la cama,
que te estaba esperando.
Tú estabas contigo y no conmigo.
Y hablar contigo
era como hablar sola.
En plena noche iba saltando sombras
y tragando tu indiferencia.
En plena noche yo temblaba
y no era de frío.
Mi cuerpo te tenia a tí por nación.
Tu nación ya no me tenia a mi por territorio.
Y ya no se como curarme amor.
E