jueves, 2 de abril de 2015

Luna

Me mirabas así, como si estar a punto de matarme te acabase de salvar la vida.



Si Dios quiere, yo me opongo.

Viví colgada de una náusea con la esperanza de explusar lo que fuese que me estaba quitando la vida como si la quisiese.

Morí en un edificio lleno de salas de espera, sin esperanza, pero podré decir que fue queriendo.
Que cuando preegunté sobre las marcas dijeron: no te va a doler pudiendo matarte.

Y mantuve la calma,
como el que mece un hijo
-muerto-
Del que tú sigues preguntando el nombre. (X)








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